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sábado, 13 de agosto de 2022

La Verdad


LA VERDAD:
Para nosotros es lo que cae bajo nuestros sentidos, es lo que realiza nuestros deseos “reales” sin molestar a nadie, sin inferir las leyes temporales, pero siguiendo una Ley eterna, la del verdadero progreso.
Es bueno buscar descubrir las leyes divinas, pero es mejor practicar la ley que nos hace buenos y útiles a nuestros hermanos.
Todos los seres vivientes son para nosotros hermanos de la creación.
“Vosotros que habéis sido fieles en las cosas pequeñas, Yo os estableceré en las grandes”.
No se debe por eso hacer abnegación de la inteligencia ya que ella es un don de Dios, pero debemos olvidar lo que dicen los hombres en sus libros.
La ciencia de los hombres esta basada en lo fenoménico y no sobre las causas, buscaremos pues la Verdad no en el fenómeno, sino en la causa, En lugar de buscar en la naturaleza, debemos salir de ella para remontarnos a su antes.
Ahí encontraremos al Ser Supremo y si El quiere bien invitarnos a su mesa, podremos estar seguros de no estar nutridos de ilusiones. Si después de eso la Naturaleza con todos sus seres que la pueblan ya no nos acepta, será fácil hacerse reconocer: bastara pronunciar el nombre del Maestro, entonces todo se inclinara.
Pero ello no tiene mas lugar sino en las grandes misiones publicas, donde es necesario que la Gloria de Dios resplandezca para el bien de muchos.
La Verdad es la vida: ella viene de Dios y se manifiesta en todo lo animado, desde el más grande genio, hasta el alma más humilde que yace en una piedra.
Los ojos no ven esto, pero nuestro espíritu puede comprender la necesidad de una fuerza oculta presidiendo a todo lo que los ojos perciben. Esta fuerza es una de las múltiples manifestaciones del Creador: es el Verbo. La fuerza vital produciría caos si esta no estuviera dirigida por el Amor que armoniza los movimientos.
El Verbo es la vida central. Esta vida estando dotada de Amor obra en una manera determinada y de tal hecho da nacimiento a la inteligencia que conduce al ser a la perfección, es decir al fin por el cual fue creado.
El error es la negación del principio superior que religa y armoniza. El ser que lo rehúsa se ve pues un día desarmonizado y sus elementos constitutivos no estando ya religados entre ellos se desparraman en la creación, es lo que se llama: ¡la verdadera muerte!

LUEURS SPIRITUELLE:
(Notes de Mystique Pratique par un Disciple de Maître Philippe de Lyon)



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