Frente al venado, con hambre y frió, apuntando a su cabeza
bajo el arco Nahuel.
Un rayo de Ngenechen lo toco.
Y se fue a buscar hongos y corono su cena con un huevo de ñandu.
Entre la escarpada planicie vio a su hermano pudu al horizonte, y sintió
que esta vez no lo comería.
Aquel viento helado, le trajo la visión de que ya las cosas no serian igual
y se sintió hermanado con el pudu, tan hermano...
Hermano del frío, del sol, del venado, y hasta del Huinca trufun.
Que pareciera hechizado por un kalku duende del viento.
Duende de los vientos trajo un sonido que no muy claro
lo atrajo hacia el poniente donde entre las peñas encendió su fuego
con palo y cubierto con doble piel de guanaco se dispuso a dormir,
y antes de ello sus ojos se posaron en la Cruz del Sur,
y con un casi despido se entrego a su sueño,
sonó con la estrella y con un ángel.
Nahuel recibió el sol helado entre las pieles de guanaco
al ojo del calfun que chirrio en el cielo.
No quedaba nadie por esos lares.
Pero Nahuel se sintió hermano de todo.
Las tierras del poniente estaban aun lejos,
aun hay mucho para andar, pero era un día especial
había recibido su visión en Mapu.
El sol va subiendo de nuevo a buscar alimento, de nuevo a caminar.
Alex
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