Del mismo modo en estados hipnagogicos puede captarse alguna esfera luminosa y entablar comunicación con ella, la cual se descubrirá que pueden ser guías, entidades, que ayudan en el mundo del ensueño o en otros estados de conciencia.
El contacto con estos seres, viajeros, exploradores se da porque no importa de donde provengan, son tan extraños como lo es un brujo en este mundo. Ellos también son disidentes del absurdo desgaste energético, psíquico y físico, de sus compulsivas sociedades, diferentes a la nuestra, pero tan obsesivas como la nuestra. Aunque su biología sea muy distinta a la nuestra estén basados en el carbono, orgánicos; o en el silicio, inorgánicos.
Los merodeadores y los sombra deben evitarse a como de lugar pues son enemigos depredadores inorgánicos muy feroces y toman prisioneros de la conciencia orgánica. Ergo pueden robarnos el anima.
Detrás de todo lo que vemos, existe algo mas, sea aqui, en el mundo del ensueño o en otras realidades.
Para entrar en ensueños debemos ver delante de nuestros ojos un punto blanco y mantenerlo fijo con la mirada. Esa sera nuestra puerta al mundo del ensueño.
Los brujos durante la conquista, escondieron su tradición secreta dentro de grupos o cofradías de la Iglesia. De ese modo se protegían a si mismos y disfrazaban su saber secreto de la amenaza de los conquistadores. Aunque los brujos comprendían el saber secreto incluso de la Biblia, y hasta usan sus enseñanzas para enseñar el secreto mágico, que obviamente no es eso de danzar desnudos como en religiones paganas, porque aunque se las confunda, estas no son brujería. Pero algunos eran danzantes, otros peregrinos, otros sanadores y curanderos, chamanes o exploradores de otras realidades. Incluso muchos místicos fueron magos disfrazados, pero impecables.
Muchos originales ayudaron a construir capillas, iglesias y santuarios, dando muestras de fe, como estrategia para ocultar su conocimiento en esas iglesias, así no perder el flujo energético de poder y disimularlo estrategicamente, hoy día pueden verse, los he visto en la Iglesia del Pilar en Recoleta.
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