67. Y hubo un tiempo en que no era guerrero
y no
podía gozar del instante efímero
Así un día grabe
tu nombre en el banco de un parque,
pero
nada duro, el tiempo…
Y
luego ya ni te recordé, ni recordé
momentos
ni buenos ni malos
para
descubrir, que solo había grabado tu nombre
en ese
banco del parque,
como
forma de retener el momento
y
solo quería retenerlo por temor a la perdida
y temía a
la perdida
porque quería olvidar
que un día voy a morir
Así debes ver que nada jamás te
pertenece.
Un viajero no debe aprender a ser
desapegado, lo es porque nunca sabe si volverá.
Sucedió que un monje aun joven, alcanzo el estado de buda
cuidando a unos tiernos huerfanitos en las desérticas comarcas de
montaña.
Le había costado
al monje la expulsión de su monasterio su compasiva acción.
Un día,
dos tigres blancos del Himalaya acechando a los niños que el tan amorosamente
cuidaba, saltaron sobre ellos y los destrozaron frente a sus ojos para
comérselos.
En ese
mismo momento, el monje alcanzo el Nirvana.
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Resulta
que hubo un simple ángel,
un ángel de misericordia con los humanos, donde quiera que alguien
sufriera, allí estaba el buscando el modo de aliviar a quien padece
movilizando con su
tierna compasión vuelta acción, demás seres
celestiales.
Así fue por largo tiempo humano.
Un
viejo sufí, lo encontró una ves en una taberna, una de esas, que
era el como de la perdición,
convertido en demonio.
Oh
noble criatura --dijo el viejo-- que lo había conocido en su momento de
esplendor ---Dime, ¿Que te ha hecho caer de tal modo?
El ángel caído tocado
por el viejo le respondió:
--Oh
tu noble anciano, crees haber encontrado una verdad a través de
tu búsqueda y has llegado a al hermoso equilibrio de la sabiduría.
--Mas
tú anciano, no has visto la verdad, tu solo has encontrado tu eje.
Mas el
encuentro de tu centro, no posee la virtud de liberar a tus hermanos,
sumido
tu noble anciano, en la ilusión eterna
del bien, has perdido perspectiva.
Yo soy
un ángel maduro, mas
el dios de tu libertad es solo un niño.
Ante
eso noble anciano, he buscado mi lugar entre los caídos.
De metafórica entente,
convenio de astros y discurso de aves.
Hay
quien cree que puede hablando de humanos ejemplos tomar un diamante en bruto y
tallarlo según su criterio.
Pues
bien, entre esa clase de conveniente y taimado pensamiento, de un ente ha otro,
lo que se ha logrado hacer, es tomar un vidrio y moldearlo a conveniencia para
personales fines.
Cercenando,
castrando, frustrando la libre evolución de ese vidrio para la
simple obtención de sus caprichos, necesidades y fines.
Ningún inferior
por más astucia que tenga reconoce un diamante.
Ningún inferior
puede tallar un diamante, solo moldea un vidrio.
No
todo lo traslucido esta ordenado desde su simiente
en patrón cristalino.
Sucede
igual, entre quienes teniendo vista y sentidos no reconocen lo que ven.
Una
perla blanca o una perla negra, exige del tiempo,
y
de la calidad de lo que la conforma su propia constitución.
Un
diamante claro y uno negro exige fuerzas superiores y nunca inferiores para ser
formado.
Lo
mismo para ser tallados.
Solo
un necio ve en la transparencia o en la oscuridad señal de macula.
Un
diamante es un diamante no importa su color, lo que importa es su orden
cristalino y su diferenciación del carbón.
Puede
acaso una vulgar pieza de carbón juzgar al diamante por su
transparencia u oscuridad.
En
esencia son lo mismo, tan hermanos uno de otro por ser diamante.
Así es también en
la virtud, lo negro o lo translucido no tienen perversión.
La perversión solo
se encuentra en lo vulgar.
Del "Logos Filodosia"
Mago Huari.
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