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martes, 27 de mayo de 2014

ALQUIMIA EN TRES ACTOS:

ALQUIMIA EN TRES ACTOS:
Entre la fijación por los genitales y una parcela en cementerio jardín, con todas las comodidades, transcurre nuestra vida, mientras ves a tu mujer compulsivamente corre de cucarachas, habla del bebe y después quiere el divorcio.
Fin de la primera escena, se hunde el barco, la mente se prostituye, nace un equeco chambon en tu interior un golem con faso y todo.

El universo es mujer, pero esta preñado y por parir.
Si no se tiene cabida en ese parto, no te pagan horas extras ni aguinaldo, solo te dan una banana t te dicen que te la metas en el ort...
Por lo cual debes renacer en ese parto o te iras a la parcela de cementerio garden.
Fin de la segunda escena.

En el destilador, lo espeso queda debajo, lo sutil se eleva, lo mejor surge y lo burdo queda mientras el artista va tomando y tirando separando en su matraz en imagen análoga a la de su propia vida que ha de volverse superior.
Fin del tercer acto.
Te encuentras siempre al adversario a la vuelta de la esquina, o hasta en tu casa, porque siempre ha estado dentro tuyo forjando tus sueños, agotandote en tus masturbaciones, mientras la licenciada te dice, pajeate con fuerza, y así se gesta el alzheimer de la conciencia, que es la madre de los gusanos de la cripta.
Mejor darle a comulgar a tu amada que ver pajas volando en boca de lamias. El adversario es tu asesino, y el asesino en ti de la vida de este mundo. Te mata por tu fantasía, su fantasía, sabes que morirás sin lo que codicias.


Tonta singularidad es la del ciego, nunca ve que héroe y traidor son la misma persona.
Cada uno de nosotros es ellos, pero somos tuertos a ver nuestra parte, y con nuestro otro ojo, vemos la ajena.
Si la estrella ilumina traspasando tu mollera, te volverás tu verdadero padre y tu verdadera madre, gestandote a ti mismo, en verdadera creación, y rompiendo la membrana de Lipton, naces de ti mismo moldeandote a tu imagen y semejanza.


El Augoeides, tu personal, con el nada importan los dioses de las aguas inferiores, ni el canto de las sirenas, ni los vientos de locura. Ulises sigue viaje firme en su mástil. Y el pálido influjo sublunar que adoran las lamias y las brujas, es solo al artista el vientre de la madre donde gesta su obra.
"En el principio eran los Cielos y la Tierra", --dice el viejo tratado alquímico egipcio...
Tierra en el fondo, nubes y agua en el cielo.
Yetzirah ha de sortearse con cuidado, ahí están atrapados los que fuman hongos en la maquinarias energéticas del universo.
¿Que tonto quedaría ahí divagando si puede acceder navegando alto hasta la corona?


Alex.


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