Se que debemos ser guerreros, pero el hecho de serlo no debe quitarnos la sensibilidad, y recordar que la humanidad es un todo, y como tales, somos hermanos.
Se que toda época tuvo sus cosas, pero esta época es crucial.
En este tiempo se dividen las aguas, se produce una separación.
Esa que se da en el corazón humano, el cual, nos vuelve seres nobles o seres viles.
Ante la locura que se genera en nuestro mundo, se necesita que ya no haya mas medias tintas, que ya no haya mas tibieza, que comencemos de una a repeler toda atrocidad, y no adhiramos al odio, al egoísmo, a la separatividad.
Que de una comencemos a ver que lo que le ocurre a los otros le ocurre a nuestros hermanos, y que no debe ser permitido el mal.
No estoy hablando como moralista, sino como ser conciente, el moralista condena a otros por no seguir cánones acordes a su moral, el moralista busca condenar, separar, ajusticiar.
La conciencia en cambio busca integrar, enseñar, amar, ser paciente, tolerar.
Mas lo que no debe tolerarse es la vileza descarnada.
Pues, hay un punto de inflexibilidad, y no me pongo religioso con lo que digo, pero esta analogía sirve para expresar lo que deseo, no es lo mismo el buen ladrón que el criminal envilecido y despiadado.
El problema es que no solo entre los pobres hay ladrones y criminales, sino también entre las clases medias y altas.
Y son mas de los que pareciera a simple vista, y el ser humano envilecido al punto de ningún arrepentimiento, no debe tener arte ni parte en la sociedad.
Es tiempo de recuperar valores, pues donde solo vale el dinero y las pasiones, no hay valores que valgan.
Basta ya de pan y circo, nadie que adhiera a esa filosofía, tiene valor moral para ser considerado voz y voto en una sociedad sana, y justa.
Porque los niños bien que salen por ahí a cometer sus fechorías, son vistos por sus padres como cachorros divirtiéndose, y lo mismo en diferentes clases sociales.
El mal actual viene de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio.
Este mal actual esta envuelto de codicia, egoísmo y ausencia de empatia.
La falsa moral reina con mascara de buena gente, y ya sabemos lo mal que eso huele.
Alex.
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