El burgués valora el arte muy tarde.
Lo valora cuando el arte se cotiza a buen precio.
El sensible en cambio, valora el arte por su capacidad de hacer una interrupción en su rutina mental.
Ese es el verdadero valor del arte, el económico, nunca le llega a tiempo al artista, que da todo por el precio del mismo hacer arte.
El precio que paga el burgués por el arte es el precio de su ignorancia.
Alex.
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