La gente tiene miedo te dicen, pero pocos te hablan del valor de tener valor.
Dos corrientes, una la de regresión a refugiarse en un útero confortable, la otra la de vencerse a si mismo y al mundo.
Obviamente viviendo en un campo de concentración tecnológico mediático que es el propio hogar, la sinapsis social se pervierte y se idiotiza.
Veo mas coherencia en algunos borrachos que en la masificada desnaturalizacion de almas cobardes.
No se trata de los dioses, ni de Cristo, ni Satan, ni Buda, ni reptiles extraterrestres.
Se trata de almas fofas que no hacen mas que soñar dentro de una burbuja sin abrirse a la conciencia.
Al Andaluz, donde el fósforo oculto en la materia el lucifer se liberaba dentro del matraz encendiendo su luz, y luego se fijaba en piedra de vida, elixir de los verdaderos sabios.
El lucero enterrado, el lucero amanecido y la obra realizada.
Úteros contenedores y creaciones
¿Pero que hay cuando lo creado se desnaturaliza la social sinapsis pierde sentido?
Anulamos a la gente ya pariendola, para que luego ronde como la niña fantasma de la carretera, camino a Uxmal.
La llorona es reflejo de eso, el espíritu materno triste de una diosa que llora por la condición humana y al mismo tiempo la devora.
Espantos prolíficos ante la perdida de proles enarbolan las visiones qlipoticas de la tierra de los demonios habitando los cascarones yertos y deformes de la desintegración de universos ya extintos, donde solo reina la locura.
Así la llorona y la niña de la carretera mas que almas en pena son la voracidad de los demonios de la entropia.
Alex.
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