En general se cree que el amor debe ir hacia lugares comunes, y muchos se aterran si tal amor se dirija a una obra, lo cual, es profundo amor a la obra, pero generando celos de tal amor y tal obra, que se ve como el mal o el enemigo ante la voluntad de los terceros que detestan tal propósito, por no ser este su propio propósito.
Detrás de muchas cuestiones, hay el echo de querer una vida sin riesgos cuando en el interior se necesitan esos riesgos. Pero tales riesgos han de ser acordes a la propia naturaleza interna, de lo contrario se vuelven una conducta irracional, como conducir a alta velocidad poniendo en riesgo la vida de terceros. Ahora, viendo claramente esa parte suprimida y vital escondida como un juego secreto y clandestino de agentes infiltrados entre la realidad o los sueños caminando entre ambos como el héroe que debe recuperar la propia totalidad de si mismo a costa de la mediocridad de la seguridad.
No se puede decir por ventura que el análisis freudiano nos pone frente al descenso al propio inframundo como lo hace el análisis junguiano, y que ese camino del héroe, no puede solucionarse solo haciendo psicodrama, sino involucrándose en el camino de la "Capilla Peligrosa", al menos se puede expresar así la diferencia entre psicodrama y la verdadera magia.
Llámalo si quieres acechar tu punto de encaje y acecharte a ti mismo de modo implacable.
Alex.
Alex.
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