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lunes, 13 de mayo de 2013

AUR



Dice el tratado de alquimia Rosacruz, "Verdadera Preparacion de la Piedra", atribuido a un alquimista que se escuda bajo el seudonimo de  Sincerus Renatus:


Tómese un vaso de vidrio de forma piramidal, colocando en el
cuello un embudo muy ancho para recoger la lluvia; la parte inferior
del vaso comunicando el sitio elevado en que se lo ha colocado con el
laboratorio mediante un tubo. Entonces se llenan los dos tercios del
vaso y se cierra herméticamente, a fin de que los espíritus sulfúreos no
se evaporen; a continuación esta agua se pone a un fuego del primer
grado, y si se cierran las ventanas del laboratorio de modo que
ninguna luz penetre en el lugar de trabajo, se ve que el vaso se colorea
de todos los matices del arco iris. Poco a poco se deposita en el fondo
del vaso una suerte de tierra tartárica, que es la materia lejana de
nuestro secreto.

Sabemos que la tradición de la alquimia occidental, procede de Egipto, la tierra del Nilo, y poseedora de las viejas y misteriosas pirámides, cuya etimología deriva de Pyros=fuego.
Vemos como nuestro alquimista comienza el trabajo en su obra con agua de lluvia de primavera, la cual junta y cuece en un recipiente de forma piramidal.

Se han reportado muchas cuestiones ligadas a la entropia negativa dentro de modelos a escala de pirámides y conos, esto traducido de otro modo, significa que una determinada energía tiende a concentrarse en ellas, una energía que no se dispersa, es decir no-entropicas, ya que entropia= dispersión.
Se ha hablado de que las hojas de afeitar, recuperan su filo dentro de piramides, sustancias salinas que crecen, y diferentes sucesos relacionados a los patrones etericos, que son influenciados por esta fuerza, la cual, no es ni mas ni menos que el Prana, el Mana.
Entre los egipcios se ofrecía a los dioses conitos hechos de Shem-an-na, una forma que se acerca al Mana bíblico de Moises. Estos conitos eran pan y oro, es decir, si recordamos al cristianismo, cuerpo y sangre, y estaban compuestos de dos sustancias la corporificante pan, y el azufre alquímico oro, símbolo del AUR, del HOR (Horus) y ARI= leon, como Ariel, León de Dios, que nos retrotrae a la esfinge que segun la tradicion su cabeza era de león  y miraba hacia el nacimiento del Sol en el horizonte en la constelacion de Leo, hace 12.000 años antes de la glaciación, del diluvio.

León es la materia activa alquímica  el azufre solar, el cual condensa en si el Mana, el prana en su forma vital hacia el rojo, como rojo es el oro mas puro, como el sol del amanecer. Como el Ur de Caldea de donde provino Abraham, Aur, la Luz Aurica. Confluye el extrañamente como perfecta conjunción el aurum ario con el aur semita, Ur El.

Así se condensa el aceite solar, pues se dice que si se destila rocío y se va reduciendo, al final, se extrae del mismo el nitro celeste, aéreo, cargado de Espíritu Universal en forma salina, y hay historias de que si se pone esta sal en un platito de loza al amanecer, al sol, esta se resolvia en un aceite rojo. 

El mismo sol que veían los ojos leoninos de la esfinge, y al mismo sol que contemplan los practicantes de Sungazing, mirar al Sol, la practica que se enseñaba como saludo al sol desde la India y oriente hasta la América precolombina, y como decía Carlos Castaneda, es la fuente mas grande de energía para recargarnos, y por demás entre los viejos cultos como el de Aton, la exteriorizacion física de la divinidad y el Sol oculto, el Logos, el Verbo, y la esfera cabalística de la belleza.

Si alguien ve como un girasol, sigue al astro, pruebe, usar aceite de girasol, cargado al sol de la mañana y debajo de una pirámide bien orientada según los puntos cardinales. Y ver que el aceite así cargado sirve para tomar una cucharadita diaria, y cargarse de fuerza solar, de esa energía no-entropica que el sol empuja a nuestra atmósfera donde concentrándose en el aire, se condensa en la lluvia y el rocío de la noche, principalmente en el equinoccio de primavera.

Como veremos, la pirámide, el Sol y la Esfinge de Giza, tienen su enseñanza mágica-alquímica en su simbolismo intrínseco y milenario.

Ya sea en alquimia de laboratorio atrapando prana en sus imanes, o bien en practicas de alquimia interna, debe prestarse atención al simbolismo, y comprender la ciencia secreta escondida.

Baste una ultima cuestión Ari en la era de Kali, paso a preponderancia en el Carnero, y el signo de Aries, el hierro y su rojo oxido como la sangre, que es también un azufre alquímico importante, si se lo sabe ir develando, quitandole sus velos, pues la materia prima debe ser debelada.

Así, nuestra materia, mater, Isis debe mostrarse cada ves mas sin velos a quien es capas de verla, ergo comprenderla, pues es espejo divino y es consorte del supremo.

Alex




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