Hace muchos años aquí en mi Buenos Aires, viajaba cómodamente sentado en un colectivo (bus); casi en una esquina, mientras este se detiene en un semáforo, veo por la ventanilla una mujer parada en el umbral de su puerta de frente hacia la calle, llamándome la atención de que se encontraba hablando sola, mirando como algo
que hubiera frente a ella. Mi primera impresión fue desde mi lado racional: para mi era evidente que se trataba de alguien con problemas emocionales. No duro mucho ese pensamiento pues a los dos segundos intuitivamente llevo mi vista hacia el lugar
hacia donde ella miraba y hablaba. Grande fue mi sorpresa al ver ahí un remolino de aire como un pequeño tornado lleno de hojas secas de otoño que giraba rápidamente.
Entonces no solo comprendí en ese momento la forma de tener una segunda lectura
de esta realidad acechando con mi percepción, sino que también comprendí instantáneamente que eso que estaba viendo era una señal que el Espíritu me estaba dando.
El Espíritu se estaba expresando de un modo hacia esa mujer y de otro modo hacia mi
de forma tan simple que me dejo pasmado.
Esa mismo crepúsculo al llegar a mi casa comencé a practicar cada anochecer una forma de meditación con los ojos abiertos bien atento en mi patio, quedándome en profundo silencio hasta que anochecía por completo.
Fue por esas meditaciones como pude comenzar a contemplar la acción de la otra realidad sobre esta incluyendo esos seres ultra-terrestres que comenzaban a manifestarse desde la sombra del crepúsculo y mas tarde a pleno día.
La segunda visión sobre esta realidad y el cultivo del intento me llevo a especializarme en la practica de la evocación mágica, esa llamada al Espíritu y a la manifestación de esos que llamamos inorgánicos.
Descubrí pronto que ellos acudían rápidamente cuando expresaba miedo, ira, amor o
simplemente el puro intento. Así fue como al modo de acechador me entregue a una investigación experimental que ya no habría de concluir, sino que fui metiéndome mas y mas en ella descubriendo en estos seres a unos aliados realmente interesantes. Por un tiempo relacionándome mas con estas entidades que con mis semejantes, hasta que aprendí a equilibrarme en estas dos formas "sociales"
Mucho puede aprenderse de ellos, genios, djins, aliados, etc.
La variedad es enorme y siempre extraña, una fauna y flora que exige una cierta clasificación y que supera enormemente a la dada por Paracelso al hablar de estas entidades. Los hay pequeños e inmensos, burbujas luminosas como pelotitas que a veces toman la forma de pompas de jabón que se manifiestan de la nada, otras mas grandes, columnas neblinosas semi fosforescentes de tres metros de altura.
Seres iguales a las personas, idénticos a las personas tanto que pueden confundirse con la gente real y caminan entre la gente. Algunos, los jodidos, tienen la mirada penetrante de los brujos y los magos y manejan la magia. Otros muy peligrosos tienen una mirada fiera de demonio, otros carecen de ojos, bajo sus parpados hay un hueco vacío, otros tienen los ojos completamente oscuros, negros.
Los hay desde los que paralizan en los sueños para vampirismo nuestra energía vital,
los hay incubos y sucubos, vampiros sexuales,vampiros emocionales.
Los hay que toman forma de espantos para asustarnos asi alimentarse de nuestro miedo. Los hay luminosos, engañadores, bellos y horrendos, abstractos y mas concretos. Los hay en forma nebulosa y en forma coherente.
Se puede ir intentando una relación con ellos si aprendemos a manejar nuestras emociones a modo de carnada para atraerlos o repelerlos.
El Lemegeton en su conjunto con su Goetia, Armadel, Almadel, etc. Son buenos
grimorios para la practica de evocacion, que, como dije en su momento, no solo es un cruce de ellos hacia nuestra "realidad" sino tambien un cierto cruce de nosotros hacia cierto umbral de conciencia.
Alex
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